Las finanzas ilícitas (también conocidas como remesas alternativas, banca clandestina, dinero negro y finanzas ilegales) son la práctica de utilizar sistemas monetarios no tradicionales para facilitar una variedad de actividades que generalmente son ilegales o están prohibidas por los gobiernos. Las actividades que pueden financiarse mediante financiación ilícita incluyen la evasión fiscal, el lavado de dinero, la financiación del terrorismo, el tráfico de drogas y otros actos delictivos.
Las criptomonedas como Bitcoin se han vuelto cada vez más populares para transacciones financieras ilícitas debido a su naturaleza descentralizada y falta de transparencia en comparación con las monedas tradicionales. Esto permite a los usuarios realizar pagos anónimos sin que los bancos u otras instituciones financieras participen en el proceso. Los intercambios de criptomonedas a menudo brindan anonimato adicional al permitir a los usuarios abrir cuentas con una mínima información personal requerida.
Sin embargo, es importante señalar que las transacciones de criptomonedas no son completamente imposibles de rastrear: las agencias encargadas de hacer cumplir la ley tienen herramientas disponibles que les permiten rastrear ciertos tipos de actividad en cadenas de bloques públicas como la cadena de bloques de Bitcoin. Además, algunos países ahora exigen que las empresas de tecnología que brindan servicios relacionados con activos digitales (como plataformas de intercambio) cumplan con las regulaciones contra el lavado de dinero que pueden ayudar a identificar a las personas que participan en actividades financieras ilícitas que involucran criptomonedas.
En general, si bien las criptomonedas han facilitado que los delincuentes y las organizaciones terroristas accedan a fondos de todo el mundo de forma anónima; Todavía existen medidas que permiten a los organismos encargados de hacer cumplir la ley investigar actividades sospechosas relacionadas con finanzas ilegales realizadas a través de criptomonedas.
