Las placas de circuito impreso (PCB) son una parte integral del dispositivo electrónico moderno y se utilizan para conectar y soportar componentes en una amplia gama de aplicaciones. Los PCB se encuentran en prácticamente todos los tipos de equipos electrónicos, incluidos teléfonos móviles, computadoras personales, robots y más. Proporcionan un método confiable para conectar varios componentes entre sí para crear circuitos que puedan realizar las funciones deseadas.
Una placa de circuito impreso se compone de varias capas con diferentes materiales pegados o laminados entre sí. La capa principal suele estar hecha de fibra de vidrio u otro tipo de material no conductor, como plástico, que proporciona aislamiento a las señales eléctricas que la atraviesan. Sobre este sustrato se agregan múltiples capas delgadas llamadas "lámina de cobre" que contienen los patrones de circuitos reales necesarios para realizar conexiones entre los componentes de la placa.
La lámina de cobre se puede grabar mediante procesos químicos para eliminar partes no deseadas, dejando solo aquellas partes necesarias para formar los circuitos deseados y crear puntos de conexión entre ellos; estos puntos de conexión se conocen como "almohadillas" o "vías" según su forma y tamaño. respectivamente. Después de completar el grabado, se aplica una máscara de soldadura en la parte superior para que solo las almohadillas expuestas permanezcan accesibles mientras se protegen otras áreas de la corrosión o contacto accidental/cortocircuito durante la operación. Por último, la tecnología de montaje en superficie (SMT) permite colocar pequeños chips de circuitos integrados directamente en las placas sin necesidad de cableado adicional, lo que reduce significativamente el tiempo y el coste de montaje en comparación con los métodos tradicionales que implican soldar cables individuales en su lugar manualmente.
Una vez que se hayan completado todos estos pasos, se pueden comenzar las pruebas para garantizar que todos los componentes funcionen correctamente dentro del entorno previsto antes de ponerlos en uso, ya sea dentro de un producto final, como un sistema informático o un dispositivo integrado, etc., garantizando así la máxima confiabilidad y rendimiento cuando se implementen. en escenarios del mundo real
