Saudi Aramco es la empresa petrolera estatal de Arabia Saudita. Fue fundada en 1933 y desde entonces se ha convertido en una de las mayores empresas energéticas mundiales, produciendo aproximadamente el 10 por ciento del suministro mundial de petróleo crudo. Además de sus actividades comerciales tradicionales, también tiene intereses en operaciones posteriores que incluyen refinación, distribución, comercialización y venta minorista de productos petrolíferos. Tiene una capitalización de mercado estimada en más de $1 billón de dólares, lo que la convierte en una de las empresas que cotizan en bolsa más valiosas del mundo.
Como líder en los mercados energéticos internacionales e innovador en lo que respecta a tecnologías digitales, Saudi Aramco está centrando cada vez más su atención en iniciativas de criptomonedas como parte de su estrategia de crecimiento en nuevos mercados. En 2018, anunciaron su intención de establecer una subsidiaria dedicada al desarrollo de soluciones de tecnología blockchain para su uso dentro de sus propios negocios, así como a brindar servicios a otras organizaciones que buscan aprovechar la tecnología de contabilidad distribuida (DLT). Esta filial se conocerá como “Aramco Blockchain Services” o ABS para abreviar.
El propósito principal detrás de esta empresa es doble; en primer lugar, creando una infraestructura que permita el procesamiento de transacciones en tiempo real con características de seguridad mejoradas, como protocolos de cifrado y autenticación, diseñados específicamente para aplicaciones DLT; en segundo lugar, aumentando la eficiencia operativa mediante el intercambio de datos entre diferentes departamentos dentro de la estructura corporativa de Saudi Aramco utilizando contratos inteligentes en una plataforma blockchain cuando corresponda.
Para garantizar que se cumplan estos objetivos, ABS se centrará inicialmente en tres áreas principales: servicios de apoyo al desarrollo y la implementación; consultas y servicios de asesoramiento; investigación y desarrollo de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML). Estos esfuerzos deberían dar como resultado una mejor experiencia del cliente debido a tiempos de procesamiento más rápidos y, al mismo tiempo, mantener estrictos requisitos de cumplimiento en torno a las regulaciones de privacidad de datos establecidas por varios órganos rectores en múltiples jurisdicciones a nivel mundial.
Esta iniciativa marca un alejamiento significativo de los métodos tradicionales empleados por las grandes corporaciones que operan en el sector energético actual, lo que podría tener implicaciones de gran alcance tanto a nivel nacional como en el extranjero, dependiendo de la rapidez con la que esta revolución tecnológica se arraigue en los titulares de la industria en todo el mundo, que podrían verse abandonados si no se mueven lo suficientemente rápido, adoptan estrategias similares ellos mismos o corren el riesgo de quedar relegados, mientras que los disruptores más nuevos aprovechan los marcos de sistemas más ágiles disponibles gracias a los avances posibles gracias a la tasa de adopción de blockchains que se dispara en las próximas décadas que nos esperan a todos.
