Interoperabilidad es un término que se refiere a la capacidad de diferentes sistemas informáticos, aplicaciones y redes para interactuar entre sí. En el contexto de las criptomonedas, la interoperabilidad significa la capacidad de intercambiar monedas digitales entre cadenas de bloques sin la participación de terceros ni la confianza en un intermediario. Esto se ha vuelto cada vez más importante a medida que los activos digitales se han vuelto más populares y los pagos transfronterizos desempeñan un papel cada vez más importante en el comercio global.
La forma más común de lograr esto actualmente es a través de intercambios atómicos o intercambios descentralizados (DEX). Los intercambios atómicos son esencialmente transacciones entre pares en las que dos partes intercambian un tipo de activo digital por otro mediante un proceso automatizado que elimina por completo a los intermediarios de la ecuación. Los intercambios descentralizados son similares, pero implican operar en una plataforma abierta donde los usuarios pueden intercambiar varias formas de criptomonedas directamente entre sí sin necesidad de utilizar intermediarios como bancos o corredores.
Además de estos métodos, también se están desarrollando varios protocolos que tienen como objetivo facilitar que las cadenas de bloques basadas en diferentes arquitecturas y modelos de consenso (como prueba de trabajo versus prueba de participación) se comuniquen entre sí sin problemas. Estos incluyen proyectos como el sistema de archivos interplanetario (IPFS) de Ethereum, el protocolo de comunicación entre cadenas (ICC) de Cosmos, el protocolo de sustrato de Polkadot y otros. El objetivo aquí no es solo facilitar el acceso de las personas que desean acceder a múltiples tipos de criptomonedas, sino también fomentar la colaboración entre los desarrolladores de blockchain en diferentes plataformas para que puedan beneficiarse de recursos y tecnologías compartidos.
Sin embargo, en última instancia, la interoperabilidad sigue siendo un desafío tanto técnico (ya que aún deben superarse muchos obstáculos antes de que se pueda lograr una interoperabilidad completa) como político debido a sus implicaciones para los sistemas financieros existentes, que pueden resistir un cambio radical a menos que se vean obligados por presiones competitivas de fuentes externas como nuevas empresas tecnológicas. Sin embargo, los beneficios potenciales que ofrece una verdadera interoperabilidad deberían superar con creces cualquier inconveniente una vez que esté ampliamente disponible.
