Los datos son una parte esencial de las criptomonedas, ya que actúan como un registro de las transacciones que se están realizando. Los datos se almacenan en un libro de contabilidad distribuido conocido como tecnología blockchain y pueden usarse para rastrear transferencias, intercambios y otras actividades relacionadas con las criptomonedas.
Una cadena de bloques consta de bloques que contienen datos sobre transacciones, como la dirección del remitente y del destinatario, la cantidad transferida, la marca de fecha/hora, etc. Los datos de cada bloque están vinculados mediante hashes criptográficos, de modo que cualquier cambio en un bloque afectará a todos los bloques posteriores ( conocido como “reacción en cadena”). Esto garantiza la integridad de la cadena al garantizar que ninguna entidad pueda manipular o alterar registros anteriores sin ser detectada.
Además de su uso para registrar información de transacciones, los datos también desempeñan un papel importante en la extracción de criptomonedas a través de mecanismos de consenso de prueba de trabajo (PoW), como el algoritmo SHA256 de Bitcoin. Los mineros compiten para resolver problemas matemáticos complejos que requieren grandes cantidades de potencia informática; cuando encuentran soluciones con éxito, reciben recompensas de las redes (normalmente monedas o fichas) por su trabajo de verificar nuevas entradas legítimas en el sistema de contabilidad pública de la red (blockchain).
Los usuarios de criptomonedas deben tomar precauciones contra posibles actores maliciosos que puedan intentar obtener acceso a sus fondos o información personal robando datos confidenciales, como claves privadas asociadas con billeteras que contienen activos digitales que les pertenecen. Para proteger sus cuentas de intrusos, los usuarios deben seguir las mejores prácticas de seguridad, incluida la autenticación de dos factores, el almacenamiento de contraseñas fuera de línea y la habilitación de funciones de cuenta con múltiples firmas.
